El Museo del Mar de Santa Pola acoge en noviembre la exposición Universo Neopurista de Gianfranco Spada, que estará expuesta desde el 16 de noviembre hasta el 13 de enero de 2019.

Hace casi 15 años Spada comenzó a investigar lo que unía el arte con la arquitectura y esa búsqueda es la que ha traído a Santa Pola una exposición en la que vemos como la arquitectura se inspira en el arte y el arte en la arquitectura. Una exposición que nos evoca a edificios que ya conocemos, que nos transporta a lugares que, tal vez, hayamos visitado.

Pero no solo se trata de cuadros, sino que también incluye un manifiesto artístico, algo que como él mismo ha afirmado no es muy común en estos tiempos. “Es un pensamiento sobre la plástica, donde lo único que importa son los colores, la forma y la geometría. Todo está referenciado a la obra. Es el arte por el arte. No buscamos filosofías o explicaciones”. Y precisamente en el manifiesto habla de la relación de su obra, neopurista, con el movimiento purista, acontecido  hace 100 años.

Sus obras se caracterizan por componer formas geométricas, colores vivos, sobre todo veremos en ellas el azul y el blanco. Colores que él veía de pequeño, cuando vivía en Italia. “En mi pueblo hay una catedral románica, es un edificio de piedra blanca, enorme, sobre un cielo azul. Lo que yo hago son vistas desde debajo. Yo represento la visión de un niño que veía edificios”.

Y recordando su infancia y donde comenzó su interés por la arquitectura, Gianfranco también reserva una sala para los más pequeños. “Ya con la altura de los cuadros se les niega la participación en las exposiciones”, explica Spada, “la parte lúdica es fundamental, por lo que habrá una sala donde los niños podrán colorear láminas dibujadas con mis cuadros, también podrán pegarles pegatinas y colgarlos en la pared”.

Precisamente esta es una de las razones por las que el artista asegura que su obra no es elitista, sino accesible, “no quiero decir nada, solo hay formas y colores, y después viene la percepción, si a la gente le gusta o no lo que está viendo. No hay un discurso intelectual tras ella”. Aunque, como el propio Spada específica, hay diferentes capas de lectura. El manifiesto, por ejemplo, pretende ir más allá.

Una de las características que tienen sus cuadros es el tamaño y los títulos. Todos ellos tienen un tamaño de 60×60, para evitar que el ojo empiece una narrativa, de esta forma se puede percibir de un solo golpe de vista en toda su totalidad. En cuanto a los títulos, éstos no responden a lugares concretos ni a los edificios en los que se ha basado, sino que son abstractos.

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