La Concejala de Playas del Ayuntamiento de Santa Pola, Dña. Mercedes Landa Sastre, como miembro del Patronato de la Fundación del Instituto de Ecología Litoral, y debido a su preocupación por la situación de las playas del municipio, solicitó a esta entidad la puesta en marcha del Proyecto de Monitorización de la Erosión Costera en las Playas de Santa Pola, que se ha llevado a cabo entre enero de 2017 y febrero de 2018.

El Instituto de Ecología Litoral presentó el pasado 10 de abril los resultados de dicho informe en una reunión mantenida con el Departamento de Playas de este Ayuntamiento. Los resultados obtenidos han permitido identificar los patrones de la dinámica sedimentaria en 8 playas del municipio, y cómo éstas se ven influenciadas por las corrientes, identificando los tramos de playa que presentan ganancias o pérdidas de arena.

Las acumulaciones vegetales en las playas, también denominadas arribazones, constituyen una problemática compleja debido a numerosos factores implicados y a la elevada intervención humana en las playas, como la retirada de dichas acumulaciones, las operaciones de limpieza o el aporte de arena. Ante la dificultad para su gestión, y con el objetivo de poder estudiar sus causas y efectos, así como las consecuencias de su retirada en la dinámica del arenal, el Departamento de Playas acordó con el Instituto de Ecología Litoral iniciar un proyecto experimental para la monitorización de la erosión costera entre la playa de Levante y las Calas del Este.

Cabe destacar que las dimensiones de la playa seca, es decir, los tramos de playa que están fuera del agua varían mucho a lo largo de todo el año. No obstante, comparando los primeros meses con la situación en febrero de este año, la mayoría de tramos analizados se muestran estables o presentan una moderada ganancia de anchura, y sólo 6 tramos reducen su anchura (inferior a los 10 metros).

La playa de Levante muestra un comportamiento estable, aunque con reducción de anchura en su extremo oriental, junto al espigón. En cuanto a las Calas de Santiago Bernabéu, la tendencia es positiva. La mayor acumulación de sedimento se produce en las zonas centrales y occidentales de las calas, debido al efecto de contención de los espigones ante los oleajes de Levante. En las calas 1 y 3 se han realizado aportes de arena procedente del cribado de arribazones de Posidonia para compensar las pérdidas por causas naturales, mientras que los mayores volúmenes de arribazones de este tramo se han acumulado en las calas 2 y 3.

Playa Varadero reduce su anchura, no obstante, los valores negativos han disminuido gracias al buen comportamiento de los últimos meses. Esta playa es la que ha experimentado la mayor acumulación de arribazones de entre las estudiadas. La arena almacenada en el perfil sumergido augura buenas expectativas de cara a su próxima recuperación, ya que en los próximos meses podrían volver a los tramos de playa seca.

Tanto Varadero como las Calas del Este son las playas donde se ha registrado la mayor concentración de arribazones y donde las praderas de Posidonia están mejor conservadas y más próximas a las playas.

En la cala 1 se observa un aumento del ancho de la playa de 6 metros, mientras que los tramos más orientales de las calas 2 y 3 registran una reducción. Estas pérdidas de arena también se han compensado durante los últimos meses de observaciones. Frente a estas calas no se almacena sedimento probablemente a causa de un trasvase hacia la playa de Varadero por efecto de las corrientes generadas por el oleaje de Levante.

El Instituto de Ecología Litoral afirma que es necesario obtener más datos con series temporales más largas para definir mejor el patrón de comportamiento de las playas, si bien reconoce que las técnicas aplicadas por el Departamento de Playas de este Ayuntamiento, consistentes en realizar una extracción selectiva de los arribazones en determinadas playas y periodos del año, son sostenibles. Además, extrayendo los arribazones desde la parte interior hacia la orilla, y dejando actuar a esta barrera vegetal el mayor tiempo posible (sólo en temporada baja), se retiene parte de la arena al tiempo que se protege frente a oleajes fuertes.

Por tanto, tal y como recoge el informe, el mantenimiento de los arribazones durante la temporada baja ha favorecido la protección de las playas. En caso contrario, de haberlos retirado durante el periodo con mayor actividad hidrodinámica, se estima que se habría producido una mayor pérdida de sedimentos.

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